acerca del estilo
La tabla, además de ser un deporte que brinda grandes satisfacciones y diversión a quienes lo practican, es una actividad que puede ser apreciada y disfrutada por ser una suerte de espectáculo gratuito a los ojos de quienes no lo están practicando.
Para poder entender qué es lo que nos agrada al observar a alguien que corre una ola, y al hacerlo la embellece más aún, tendremos que preguntarnos por las características del modo de correr de dicho tablista, y en términos generales por qué se considera por los mismos tablistas que dicha acción ha sido bien ejecutada.
En todo caso, cabría preguntarnos por el criterio para diferenciar a cada tablista, y de allí determinar qué es lo más agradable en un modo de correr. La noción de estilo (entendida como una manera particular de posicionarse en la tabla y ejecutar maniobras) puede ayudarnos a comprender esto, más aún si respondemos a la pregunta acerca de qué es un "buen estilo".
El origen del estilo puede establecerse como una explicación a algo que ocurre necesariamente cuando corremos: el hecho de que, al avanzar sobre una ola, de todas maneras vamos a tener un modo de hacerlo, por ello todo tablista -experimentado o no- tendrá un estilo. Pero nos interesa que dicha noción nos muestre sus características y su origen. Éstos están íntimamente ligados al aprendizaje (que implica la observación) como un fenómeno colectivo dentro de los tablistas.
El desarrollo del estilo, cuyo desenvolvimiento está en relación con el tipo de tabla, el peso y la edad del tablista, puede entenderse a través de dos fases: la primera, en la que el "tablista" que por primera vez va a correr se enfrenta a una situación nueva: debe mantener el equilibrio sobre una tabla, y hacerle frente a un lugar físico donde todo está constantemente en movimiento, y a cometer en algo que ya ocurre desde antes de que él intente coger una ola: éstas se suceden unas a otras, y por ello él debe utilizar (improvisadamente, o haciendo caso a las advertencias y recomendaciones que le dieron) una estrategia para cogerlas, mantenerse estable, pararse y avanzar.
La segunda fase está dada a partir de la primera: se irá adaptando con la práctica según dónde lo hace, a quién (es) observa, al mismo tiempo que aprende a hacer maniobras.
La definición de estilo y el concepto de maniobra están sumamente ligados. La primera tiene que ver con el modo de hacer las maniobras, y abarca el carácter general del recorrido de la ola, mientras que la maniobra es una "pirueta" que comprende tan sólo un fragmento del recorrido de la ola, y que incluye en su ejecución al estilo.
La relación maniobra-estilo es indisoluble, aunque presenta características particulares según cada tablista. Todo tablista busca hacer maniobras, ya que esto es lo que lo divierte y motiva a seguir corriendo, buscando perfeccionarlas.
Algunos ejecutan sus maniobras con harta potencia, pero de una manera tosca o discontinua, otros van con la ola, pero sus maniobras son muy suaves, realizadas sin que varíe la línea del recorrido.
Es por ello que a menudo oímos comentarios como "...hace maniobrones, pero con feo estilo..." o "...tiene buen estilo, pero sus maniobras no son muy bravas...": éstos hacen alusión a una desproporción en la relación maniobra-estilo. Se busca, pues, que ambos se desarrollen conjuntamente (ya que se complementan) y se mejoren a partir de la posición corporal y la fluidez como factores principales en dicha relación.
Para acercarnos a la idea que el común de los tablistas tiene sobre lo que es un buen estilo, nos apoyaremos en una comparación entre dos tablistas profesionales reconocidos mundialmente: Tom Curren (tres veces campeón mundial, considerado por muchos como un maestro del estilo) y Richie Collins (innovador, exitoso y súper competitivo surfer de los '80s).
Tom Curren se coloca sobre la tabla en una posición que a simple vista se ve cómoda, flexionando ligeramente las piernas y dejando una distancia razonable entre ambas, que le permite mantener un equilibrio adecuado sin dificultar sus movimientos.
Richie Collins se acomoda con las piernas más abiertas que el común de los tablistas (es más "cangrejo"), sus brazos -a diferencia de los de Curren, que se encuentran paralelos y se acomodan conjuntamente con su cuerpo- se hallan algo estirados y por momentos se mueven para lograr equilibrarse a destiempo con relación a su cuerpo cuando realiza una maniobra. Sus maniobras son muy radicales: esto, aunque es muy bien visto entre los tablistas, tiene en su caso una objeción: su afán por que cada maniobra sea así (radical), lo lleva a perder continuidad y fluidez, e incluso a "chancar" la tabla sobre la ola para aprovechar todas las secciones posibles. En el caso de Curren, quizás no todas las maniobras (aunque sí muchas, la gran mayoría) sean recontra radicales, pero cada una es ejecutada con limpieza y fluidez, manteniendo un cierto ritmo, sin atracarse, lo que finalmente hace que el recorrido total de la ola se vea privilegiado, sin dejar de hacer maniobras en él. Probablemente es por todo esto que a la mayoría de tablistas no les termina de convencer o gustar el estilo de Richie Collins.
Así, pues, los factores velocidad, fluidez, limpieza (el no atracarse), posición corporal, seguridad, continuidad serán tomados en cuenta para determinar un buen estilo, siempre que éstos estén acompañados de potencia y sobriedad (que permiten una ejecución de maniobras y un recorrido ambos de alta calidad estética) al momento de realizar las maniobras, siendo éstas características en todo buen corredor.
Existe, sin embargo, cierta tendencia a considerar como bueno un estilo en base exclusivamente a las preferencias de actitudes de los tablistas observados, y/o algún factor específico que nos agrada más que otro. Por ejemplo, a muchos puede gustarles un estilo por el hecho de que saben (a partir de historias, mitos, noticias, etc.) que un determinado tablista suele ser agresivo y lo demuestra en su surfing, o, contrariamente, que lleva una vida tranquila y la proyecta en sus maniobras: estos hechos pueden coincidir, pero esto no es suficiente para determinar si es o no un estilo agradable, al igual si tomamos en cuenta la velocidad o la posición corporal aisladas y por sí solas, sin tomar en cuenta el resto de factores. Por ello no podemos juzgar estéticamente la performance de los tablistas a partir de sus rasgos más notables -pero no exclusivos-, y establecer así definiciones que abarcan este único aspecto, el de los rasgos: Curren-compenetración, Collins-radicalidad, Potter-agresividad, Carroll-solidez, y así sucesivamente.
El tiempo que un tablista ha invertido en su deporte, además de la experiencia y el afán por saber más de él, permiten tener una noción más amplia en cuanto a estilos respecta. Así, no sólo será posible identificar un buen estilo, sino también una suerte de "factor estilo" en una maniobra, de allí que se le considere a un tablista con buen estilo para ola grande u ola chica, para hacer floaters, etc., o lo más común, para encarrilarse para el tubo (la "caña tubera"). Este "factor estilo", que es una capacidad más desarrollada para hacer unas y no otras maniobras, probablemente esté ligado al hecho de que una maniobra específica es la que más le agrada a dicho tablista (como en el caso del tubo, que suele ser la más común). Esto no quiere decir que las demás maniobras no le interesen o no las ejecute tan bien (aunque no se excluye esta posibilidad), simplemente podemos decir que tiene un mejor estilo en una determinada maniobra.
A pesar de todo lo mencionado acerca del buen estilo, existe la posibilidad de que, por ejemplo, aparezca un individuo que ha vivido siempre en Iquitos (nada que ver con la tabla), que se muda a la costa, aprende a corre olas y ¡zas! tiene un estilazo tipo Occy. Por lo que conocemos acerca de la formación del estilo y la influencia que el medio ejerce sobre ella, esta hipótesis parece ser un poco jalada de los pelos. Sin embargo, uno nunca sabe...
No se puede establecer exactamente qué es lo que hará que un tablista que recién empieza tenga un buen estilo (aunque podemos aproximarnos, en parte, por un consenso en la idea del "buen estilo" y su origen), pero sí podemos tener en claro qué factores intervienen en él y cómo se relacionan entre sí para dar un buen resultado.
Estos parámetros son obviamente flexibles y referenciales; no hay un solo estilo "chévere", sino que cada uno va adquiriendo el suyo -y desarrollándolo- en base a la práctica e interés por divertirse más y correr mejor.
(Fuente: VALDIVIA, Jordi; Diciembre, 1997)
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